viernes, 6 de abril de 2012

¡Delfín y cierra el MENSA!

Pienso luego insisto, en que a día de hoy todavía no se le ha hecho justicia a esa hornada de futbolistas palmeros que defendiendo los colores del MENSAJERO llevaron a nuestro balompié a vivir su década prodigiosa. Es verdad que a lo largo de la Historia ha habido mejores jugadores que éstos, pero tantos y al mismo tiempo y en el mismo equipo, nunca.

Desde que me comentaron el homenaje que se le estaba preparando a Delfín, empecé a buscar algún momento destacado que le hubiera visto, algún detalle especial… y no encontré ninguno… Y es que Delfín era un candado, un auténtico seguro de vida para el MENSAJERO, una pesadilla para los contrarios. ¿Qué destacar de un jugador que era un auténtico martillo pilón S-I-E-M-P-R-E… si no el hecho en sí mismo y que cuando no estaba se notaba, se le echaba de menos?..
Es como cuando El Capitán Trueno gritaba: "¡Santiago y cierra España!” Pues con Delfín en la defensa era más o menos lo mismo: “¡Delfín y cierra el MENSA!

Y entonces me vino a la cabeza el Tren Valencia.

De aquel mágico 4 de enero del 95 contra el Atlético de Madrid yo recuerdo dos cosas con absoluta claridad: el ambiente electrizante que se vivió aquella tarde/noche en Santa Cruz de La Palma y el marcaje de Delfín al Tren Valencia.

El Tren era un delantero que formó parte de la generación más grande del fútbol colombiano. Muchos recordarán a René Higuita (aquel portero que -el mundo al revés- salía del área driblando ¡delanteros!) o a Valderrama (impresionante jugador con una melena “imposible”). Pues con todos esos y muchos más estaba el Tren. Amigos, ese tipo venía de ser el máximo goleador del campeón de Alemania: el Bayern Múnich. Ese señor fue el delantero centro de Colombia en la Copa del Mundo de EE.UU. 1994 (y Francia 98) Ese delantero, mundialmente reconocido, estaba allí, en el Silvestre Carrillo. Y ese jugador tuvo enfrente a Delfín.

Y no hizo nada. Delfín no le dejó hacer nada. Estaban justo enfrente de mí y yo no daba crédito a lo que veía. El Tren Valencia no podía con Delfín. Por un lado, imposible. Por el otro, peor aún. El Tren no lo rebasaba. ¿Ustedes quieren saber cómo se para un tren?, pregúntenle a Delfín.
Ni físicamente, ni técnicamente, ni posicionalmente lo superó en toda la eliminatoria. Grande Delfín. Enorme.

Gracias antes por todo lo que le diste al mensajerismo, a los mensajeristas.
Gracias ahora por este imborrable y maravilloso recuerdo.
De verdad y de corazón: ¡gloria a Delfín!

Y no se preocupen amigos: ¡Delfín y cierra el MENSA!

Berna. FCO. RGUEZ.