sábado, 8 de septiembre de 2007

septiembre_02: El Silvestre Carrillo

El 27 de enero de 1973 se iniciaron las obras del SILVESTRE CARRILLO, estadio en propiedad del C.D. MENSAJERO. Pero hasta llegar a ese día hubo que pasar por mil y una vicisitudes, y sobre todo, años de oprobio, desagravios y marginación.

La cuenta atrás empieza una tarde cualquiera de la temporada 1971-72; «En Bajamar no nos dejan entrenar, solamente nos dan una esquina frente a la Cantina». Éstas fueron las palabras de d. Gregorio Ortega (entrenador) a d. Ramón (Presidente). Entonces, d. Silvestre Carrillo Carballo le dice a su hermano Ernesto –Mocán- que busquen un terreno que pueda servir aunque sea para entrenar. Mocán se lo comenta a d. Gonzalo Cabrera (directivo) y la misma tarde que d. Silvestre pronunció sus palabras, d. Ramón Ramos, d. Gonzalo Cabrera, y d. Ignacio Lorenzo se suben al SEAT 600 de d. Roberto Hernández y los cuatro se lanzan a la búsqueda de un lugar.

No será hasta el día siguiente cuando d. Jaime Lugo (Vicepresidente) comente que él conoce un sitio idóneo, después de ir todos a verlo llegan a la conclusión de que sí, es un marco perfecto: bonito, céntrico y con buen acceso, aunque les quedase la duda de si sería suficientemente grande como para acoger un campo de fútbol. Después de algunas mediciones “por encima”, d. Rafael Daranas –arquitecto titulado- confirma que, técnicamente, el campo el campo es posible.

Tras arduas negociaciones llevadas a cabo por d. Gonzalo Cabrera y d. Jaime Lugo, se fija un precio. El siguiente problema es que el dueño del terreno quiere el dinero para antes de la fecha que d. Silvestre Carrillo había señalado que lo daría. Será en ese momento cuando d. Antonio Fernández Cabrera (con absoluto desconocimiento de d. Silvestre Carrillo) adelante el importe total.

El sueño del MENSAJERISMO se iba a materializar...

A día de hoy, el Silvestre carrillo es el santo y seña, el mayor símbolo del MENSAJERISMO. Hecho con el esfuerzo y el sudor de CIENTOS de MENSAJERISTAS que sacrificaron sus horas de descanso en pro del gran sueño del MENSAJERISMO.

El SILVESTRE CARRILLO es la plasmación física del MENSAJERISMO. Es la GRAN obra, la obra CUMBRE del MENSAJERISMO.


Basado en:
HERNÁNDEZ, Roberto, «La pequeña intrahistoria del Silvestre Carrillo», MENSA, Santa Cruz de La Palma, febrero-marzo, 1995